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jueves, 19 de diciembre de 2013

Compartiendo el conocimiento...

Hace unos días tuve la suerte de dar un par de clases (acerca de Analítica Web (sorprendente la escasa importancia que le dan algunos) y, mi favorita, Social Media). Yo daría más (si tuviera más tiempo, también eso influye; aunque el tiempo es muy maleable, y cuándo se quiere encontrar, se encuentra). Confieso. Me encanta. Creo que compartir lo que uno sabe enriquece (y algunas preguntitas que te hacen te obligan a pensar: eso sí que enriquece). Quizás algo menos en unos temas que en otros. Pero enriquece. Siempre. Y no hay que tener miedo ni guardarse nada (tampoco somos los depositarios de la fórmula de la Coca Cola; y en todo caso: el conocimiento te lo pueden quitar, pero el talento y la capacidad de trabajo son innatos).

Huí de presentaciones en PPT y esas cosas. Y me centré en lo que sé. Porque, si me lo sé, ¿para qué voy a ceñirme a una proyección en una pantalla? De acuerdo, si fuera un temario cerrado sí sería relevante seguir un esquema concreto, pero en una masterclass o workshop o como se quiera denominar ahora (que es otro asunto espinoso en esto de la formación actual en temas digitales: ¿y esto qué es? Lo que digo siempre: esto va tan deprisa que la clase del otro día será un bonito recuerdo) creo que lo importante es que los asistentes se hagan una idea general y tengan ocasión de interactuar de manera constante para resolver sus dudas (que son muchas).

Mi único objetivo era que el público saliera con la sensación de haber aprendido, conceptualmente, que encontraran utilidad: afortunadamente un 98 por ciento contestó que sí. Ergo: satisfecho en ese aspecto.

Luego estaba el otro factor relevante: ¿me expresé correctamente?, ¿les causé buena impresión?, ¿les parecí un buen "profesor"? O, lo que es lo mismo: ¿me comuniqué de manera correcta?: he aquí algunos de los comentarios que volcaron en la encuesta posterior a la clase: "El ponente es experimentado-realista", "ha sido muy interesante", "buen nivel de profundidad", "sabe explicar los contenidos", "tiene grandes conocimientos de la materia".

Y, ¿sabéis por qué hablaron bien?: porque no guardé nada: ni escondí trucos, ni fui allí a hablar de mi libro (que hubiera podido: presentarles case studies de mi empresa, ofrecer nuestros servicios, y esas cosas que a veces te sorprenden en algunas clases a las que pensabas ir a aprender algo). Les intenté explicar lo que sé como me gustaría que me lo hubieran explicado a mí: partiendo de una base razonada, donde prima el sentido común (las más de las veces el menos común de los sentidos) y adaptándolo a los conocimientos básicos de cada alumno, explicando el porqué de las cosas pero también el cómo. Al fin y al cabo es lo que intento hacer en mis perfiles sociales y en este rinconcito de internet que tengo a medias con Google. Comparto lo que sé, lo que leo y lo que entiendo que puede ser útil a otros (evidentemente, desde mi subjetividad, que para algo son "mis" perfiles y "mi" blog).

Y les avisé de un par de cosas que son fundamentales (al menos lo son para mí): hay que formarse cada día, porque este mundo cambia cada día; y, segundo, hay que tener siempre los objetivos claros (vale para todo: para Analítica, para Social Media, para cocinar, para hacer amigos...).


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