Busca en este blog

lunes, 30 de mayo de 2011

Combatir el "pesimismo creciente"

He amanecido el lunes (por decir algo) somnoliento y algo aletargado después de haber pasado cuatro largas horas de domingo persiguiendo a una tormenta por la nacional IV (¡y qué tormenta!). Y con un mensaje en mi bandeja de entrada algo siniestro: los resultados del Zenith Vigía del mes de Mayo: no siniestro en sí mismo (pocas cosas tan brillantes como la gran labor y perseverancia del estimado colega Eduardo Madinaveitia), sino por las oscuras revelaciones de su contenido. Una de las cosas que más me da qué pensar de esta oleada del Vigía es, sin duda, el pesimismo de los medios respecto a la crisis. Si algo motivaba siempre a seguir adelante era esa diferencia en la percepción acerca de la evolución del mercado que de alguna forma diferenciaba el panel de anunciantes del panel de medios. Ese hálito de optimismo que nos dejaba ver el vaso medio lleno, pesara a quien pesara. Y, de repente, ¡zas!, llega Mayo de 2011 y las ganas de ver la vida de color de rosa se han terminado de repente. De forma sorprendente, además. Porque hemos pasado de una estimación de crecimiento (modesta, vale, pero de crecimiento) continuada durante los últimos meses (en contraste a las previsiones del Zenthinela, que apostaban por ligeras caídas en principio, o por empatar como mal menor) a valorar la probabilidad de que el mercado decrezca nuevamente (tras el vano espejismo de 2010); pero no sólo eso: por primera vez en los últimos tiempos la previsión de los medios es peor que la de los propios anunciantes (comparando los datos del Vigía de Mayo con el Zenthinela de Abril). Y eso da algo más que miedo. Porque es una cuestión de actitud. Conforme con que no es inteligente ni racional cerrar los ojos ante un choque inminente. Conforme también con lo innegable del desgaste anímico tras un excesivamente prolongado periodo de sequía. Pero si nos rendimos antes de tiempo, si perdemos las ganas de seguir creciendo, si nos dejamos arrastrar por ese "pesimismo creciente" con el que Eduardo titula sus comentarios en esta ocasión, ¿no estaremos haciéndonos un flaco favor a nosotros mismos?, ¿no estaremos empujándonos, si cabe, un poquito más hacia el fondo del pozo de la desesperación? Por suerte o por desgracia nuestro negocio se basa en la confianza: ¿qué mensaje estamos trasladándonos si nosotros mismos creemos que bajaremos aún más de lo que los propios anunciantes vaticinan? Mucha confianza a mí no me da.