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jueves, 2 de enero de 2014

Mi hija tiene un blog (como todo el mundo, parece)


Recibí un email de mi hija el día de Nochevieja. Transcribo literalmente, para no dar pie a especulaciones: "Papá, ¿puedo crearme un blog que se llame "Cómo ser Popular" (con eso ya te he contado el blog entero)?". Por un lado sentí un profundo orgullo (para empezar porque le gusta usar paréntesis, me encantan los paréntesis), mezclado, eso sí, con una terrible sensación de pánico. Porque, ¿a quién no le asusta la idea de que una niña tan pequeña tenga un espacio propio donde poder criticarte (bueno, o lo que sea que piense escribir; pero seguro que alguna crítica también cae: tiempo al tiempo)?




De momento le he dicho que sí. Por supuesto con mi supervisión. Pero me dio por pensar. ¿Cuántos niños de su clase tienen realmente un padre o tutor que les pueda supervisar en este tipo de cosas? Y no hablo sólo del blog, sino de su mera presencia en redes sociales. Seguro que antes era más sencillo: sólo debías preocuparte del mundo físico: ahora ya no estás seguro ni cuando tienes a tus hijos delante tuyo con un portátil en el regazo.

También me dio por pensar en la atomización tan brutal que estamos contemplando de un tiempo a esta parte en entornos digitales. Según quién te lo cuente, resulta que tenemos entre 1,4 y 3,5 millones de blogs en España. Es una horquilla demasiado difusa (aunque ambas cifras me parecen brutales, mucho más la segunda que la primera, a sabiendas de que somos apenas 26 millones de internautas en nuestro país), de los que "supuestamente", apenas un 9% participa en blogs o foros (aunque un 61% dice entrar en redes sociales y un 52% lee "noticias y actualidad"; igual están algo confusos, cosas de las encuestas)). Y ambos son datos de 2011 (y desde entonces hasta ahora ha llovido). Ciertamente me hubiera gustado contar con un detalle más actual, pero, claro, es complicado, porque en realidad nadie se ocupa de medirlo (y si alguien se ocupa, o sabéis de fuentes fiables donde consultar estas cosas, por favor: no dejéis de enviarme un enlace, prometo leerlo y actualizar esta entrada con la información si procede). Hay un sinfín de directorios (como este Directorio de Blogs, en el que he aprovechado para darme de alta, que nunca está de más), innumerables herramientas (gratuitas, para aficionados como el que suscribe, o de pago, para usuarios de más alto nivel) y redes publicitarias que aglutinan a muchos de ellos, segmentados por sus temáticas (de lo más variado, además; con muchas de ellas tuve ocasión de trabajar en el pasado reciente, cuando capitaneaba el proyecto Culsion, desde el que pretendíamos crear nichos publicitarios por afinidades para optimizar las acciones de branding en display, oh, qué tiempos) y todo ello sustentado por una irrisoria (sí, lo es) inversión publicitaria de alrededor de 12 millones de Euros anuales, si nos atenemos a los datos del Zenthinela, cifra a todas luces insuficiente para alimentar semejante ecosistema, aunque es cierto que algunos blogs también se benefician de inversiones en vídeo (gracias a los players de gente como SmartyContent), aunque tampoco es que la rentabilidad sea muy alta (debido al escaso tráfico unitario de cada soporte; al final, repetimos, la publicidad digital es una cuestión de volúmenes).

Pero es, precisamente, esta atomización y esta ingente cantidad de "autores", la que puede acabar dando como fruto nuevos modelos de explotación publicitaria para los que, como mi propia hija (yo mucho menos, porque en el fondo abarco temáticas muy eclécticas y de escaso interés, ni general ni de nicho), proponen exponer sus propios puntos de vista sobre estilos de vida, de una manera cercana (a la que, precisamente por ese mismo motivo, se le presume una dosis superior de "engagement", con usuarios mucho más identificados y una mayor credibilidad) que huya del "queremos hablar de este producto, pruébalo y escribe al respecto" y del "cuenta algo de nosotros o relata este súper evento nuestro, pero a tu estilo, eso sí, no olvides las menciones y los enlaces", que hasta ahora era, por desgracia, el pan nuestro de cada día. Gracias a los medios sociales y a la evolución tecnológica (cualquiera puede tener una página web, e incluso una "buena" página web: sólo hay que dedicarle tiempo y ganas) existe una eclosión real en la blogosfera de "nuevos talentos" que, unida a la necesidad de las marcas y empresas de disponer de contenidos (más y más cada vez, de todos los sectores y para todos los públicos), y correctamente dirigida y gestionada por profesionales del Social Media (sí: para profanos, recuerdo: los blogs y los planes editoriales también son parte de todo esto), con las herramientas y conocimientos adecuados que permitan la identificación del creador adecuado para cada acción y público objetivo concretos, basándose no sólo en su influencia (ese ente difuso) sino en la calidad e idoneidad de cada pieza, puede permitir que oferta y demanda se den la mano y recorran un nuevo camino juntos.

Vale, no creo que la niña me saque de pobre (o sí), pero me da la impresión de que para la edad que tiene empieza a ver las cosas bastante claritas.

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